Por mucho tiempo frente a la casa dónde vivíamos, había un árbol frondoso y muy alto, sus raíces eran muy profundas, tanto que levantaba la vereda de la casa. Entonces decidieron cortarlo, pero sus raíces eran tan profundas que fue casi imposible sacarlo. Y quedó parte de la raíz en la profundidad, estoy segura que muy pronto veremos sus retoños, porque esas raíces los harán renacer y le darán vida.
En la biblia encontramos la raíz como metáfora para mostrar al Mesías como la raíz de Isaí, el cual estaría puesta por pendón. De la descendencia de Isaí nacería Jesús de Nazaret, el Redentor del mundo, en quien él mundo tendría que buscar y encontrar refugio y vida. Cuando nosotros encontramos a Jesucristo, él nos dio vida, para crecer, y ser fortalecidos por su evangelio del reino y por su Palabra que alumbra nuestro camino, El ha hecho que resplandezca la luz en medio de la oscuridad.
Hay algunas personas que creen alcanzar ciertos méritos religiosos, ellos creen en la autoayuda sin Jesús como mediador, creen que es posible ser cristiano sin compromiso, sin entrega completa a Dios. Estas son personas sin raíces profundas, que ante los vientos de los desafíos de la vida sienten que Dios no los acompaña. Son como en la parábola del sembrador. La semilla había caído en pedregales, donde no tenía mucha tierra, y brotó pronto porque no tenía profundidad de tierra. Pero salido el sol se quemó, y porque no tenía raíz se secó. Marcos 4:5-6. La raíz es muy importante para que un árbol siga creciendo. Cuando nosotros queremos dirigir nuestra vida, únicamente por nuestra racionalidad o nuestros sentimientos siempre vamos a fracasar, porque los problemas, las tentaciones y las adversidades serán más fuertes que no podremos resistir.
En esta metáfora encontramos que nuestro Señor Jesucristo es la raíz, de la que ha retoñado el reino de Dios en la historia y por esto mismo en nuestras vidas. Si buscamos hacer su voluntad, nos sentiremos fortalecidos al enfrentarnos a las tentaciones. El estudio de su Palabra y la oración nos permitirá acercarnos a El y busquemos su guía en nuestras decisiones porque El tiene grandes propósitos para nuestra vida. Que la fortaleza de Dios nos ayude a permanecer firmes porque nada ni nadie nos arrebatará de sus manos.
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